Experimentar y proponer para descubrir nuevos derroteros musicales, es una actividad casi nula en Guadalajara. Por eso siempre se agradece hasta el paroxismo la variación e insinuación transgresora dentro de un espacio para conciertos, para así provocar inéditas respuestas sensoriales y auditivas.
Tal fue el caso del acto sonoro titulado «Experiencia JUNGLE, ULTRA» del productor y músico tapatío Ezra Faello, que ofreció en Semillero Estudios —ese estudio especializado en composición, producción musical y diseño sonoro, ubicado en parte del perímetro de lo que una vez fue la llamada Fábrica de Chocolate— la unión de música en vivo y maridaje de vinos. Más concretamente, sus vinos, porque Ezra también es somnelier y winemaker. ¿Su marca? Faello Wines.
La dinámica para este maridaje auditivo consistió en ofrecer un concierto dividido en tres partes y basado en el tríptico «El Jardín de las Delicias» del pintor neerlandés El Bosco, pero que Faello lo renombró «Jungla de las Delicias». En cada inicio de los segmentos, los asistentes recibieron una copa para catar el vino elegido para cada parte, mientras se iban desgranando cada una de las canciones de Ezra. Y justamente aquí empezó lo inusitado de la propuesta: empatar música con las papilas gustativas y recibir a través de los ojos visuales ad hoc para provocar también un empalme multisensorial.
Para adentrarse a esta jungla de delicias insospechadas, Ezra Faello utilizó la comunión de piano, voz, secuencias y guitarra (acústica y eléctrica), y puso la directriz sonora de sosegada a intensa, lo cual enalteció su propuestaen directo. Ezra siempre ha tenido un coqueteo de lívido intenso con el pop, pero su brújula musical se adentra a su vez al R&B sensual, al chill out envolvente, al downtempo hipnótico y hasta al soul atemporal. Además, su propuesta vocal jala al tímpano por sus modulaciones fuera de tiempo, el uso del español, inglés y francés en una mezcla por demás variopinta y esos sonidos guturales soltados al capricho, que en una misma canción provocan altibajos que lo mismo son dramáticos como juguetones.
Y así fue la velada, una escalada sensorial que brotó con un primer acto a manera de calentamiento que se maridó por medio del Colibrí Rosé 222, un caldo rosado fresco y de talante cítrico con una frescura vibrante en todo momento. Justamente el tema «222» sirvió de arranque perfecto, para luego seguir con «Energyyy» (canción elegida por CIEN como una de las 100 Mejores Canciones Jaliscienses 2023), «No aún» (que contó con la presencia de Sergio Artero, mejor conocido simplemente como Artero y que es un productor salvadoreño radicado desde hace años en Guadalajara), un corte a estrenarse próximamente y «Wasabi».
Enseguida, lo rosa quedó atrás para dar paso a la condición humana, esa donde atañen sentimientos más profundos y la felicidad tropieza a veces con el colapso emocional, atmósfera que se maridó con el Colibrí Tempranillo 2020 *—caldo más rojizo, sensual y nada seco— y que empezó con el tema «¿Escuchas el sonido de mi voz no llamándote?», y prosiguió con «No Visa», «Luna llena» para terminar con «Tell me, are you lost in this jungle?, mientras Ezra Faello preguntaba de forma insistente al público cómo iba el maridaje musical y lanzaba a su vez múltiples saludos entrañables hacia varios de sus amigos presentes en el público.
Para finalizar, el tercer acto se llenó de luces rojas y de acercamientos a miedos, reflexiones profundas e intensidades fuera de borda, unidas al Colibrí Nebbiolo 2022, un tinto profundo, de gran carácter y sabores intensos en boca. Aquí, Faello destacó que a este último acto quiso llamarlo «Infierno» pero dicho nombre no le agradaba en lo absoluto, así que mejor lo nombró «Jungla Rosso». Después, cortó el listón del final con «B4U/Antes de ser 4 nosotros 2», «Coco Copacabana», «Ya pasan de las 2 en Nueva York» (una de sus primeras canciones) y «Y si me muero ahorita, me voy feliz (?)», uno de sus temas más recientes y de interpretación complicada para Ezra por la impresionante carga dramática que le imprime. Por ahí, cayó una copa desde una escalera y Faello de forma irónica comentó que si por allá, estaba todo bien con la copa, a lo que el público y la chica culpable del accidente rieron con inusitada empatía. Así, con aplausos sinceros, un directo impecable por parte de Ezra Faello y sus músicos, y un elemento atípico para el formato de concierto como lo es un maridaje con selectos vinos, terminó «Experiencia JUNGLE, ULTRA», evento que provocó emociones de sorpresa e introspección, y que nos permite añorar que en Guadalajara todavía existen músicos y artistas que buscan cambiar reglas y preceptos, para mantener intacta la emoción por las sorpresas y lo nunca antes visto y escuchado.
El más sincero parabién para Ezra Faello y ojalá siempre nos siga sorprendiendo de estas formas tan eruptivas y atrapantes.